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21 de octubre de 2021

#MINUTOSALUDABLE: NUTRICIÓN Y AUTISMO

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es lo que antes se llamaba solo Autismo, ahora se habla de un trastorno del espectro porque diferentes personas con TEA pueden tener una gran variedad de síntomas distintos. Al respecto, la licenciada Maura Kulinka con su colega, Ondina Monferrer explican la importancia del conocimiento del TEA y el acompañamiento nutricional

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo, alteraciones o dificultades que se presentan en etapas tempranas del desarrollo, como la niñez por ejemplo y que perduran incluso hasta la vida adulta. Este trastorno afecta varias áreas, por ejemplo, la interacción social, la comunicación, la conducta, el aprendizaje. Además, estos niños muestran muchos síntomas de procesamiento sensorial insuficiente.

¿Qué es esto?

Es una incapacidad del cerebro de procesar correctamente la información sensorial que percibimos, es decir, lo que sentimos cuando tocamos, cuando olemos algo, cuando vemos algo. Entonces tampoco se responde eficazmente a estos estímulos.

Esto puede repercutir en muchas actividades de la vida cotidiana de estos niños, y la alimentación, es una de ellas.

¿Cómo lo hace?

La hipersensibilidad al estímulo sensorial es uno problemas que nos podemos encontrar, es decir, que esta persona va a recibir el estímulo de manera muy intensa, por ejemplo:

A nivel auditivo es frecuente que rechacen o sientan temor por el ruido que provocan los alimentos crujientes o chiclosos

A nivel visual la forma de presentación de los alimentos en el plato, así como la propia forma y color de estos alimentos, pueden ser una causa de rechazo o aceptación de los mismos. Los colores de los alimentos son muy importantes para ellos, tienden a rechazar los colores fuertes y aceptar los blancos, amarillos, marrones y a la vez no dejan que los alimentos se toquen.

A nivel táctil, cuando hablamos de ciertas texturas de alimentos como geles granulosos o fibrosos (algunos yogures o ciertos tipos de carne), pueden no ser aceptadas dentro de la boca o al ser tocadas con las manos. Lo que puede ocasionar el rechazo de tales alimentos, también pueden buscar siempre la misma textura, consistencia en los alimentos. Entonces, al introducir nuevos alimentos, es importante considerar que los mismos tengan una textura similar a los que ya se toleran o que puedan modificarse para tener una textura similar.

Entonces debido a este ineficaz procesamiento sensorial que manejan y también debido a las características propias del TEA, los niños pueden presentar una hiperselectividad alimentaria, es decir, son muy selectivos con los alimentos en base a la textura, color, sabor, forma o temperatura de los mismos; e incluso al tipo de utensilios, forma y color de los envases o disposición y presentación de los platos.

Por lo general rechazan las frutas y verduras, se inclinan mas para los alimentos ricos en hidratos de carbono como los fideos, arroz, pure o papillas ya que estos ultimos tienen un color blanco el cual asocian con la leche (su primer alimento) y les resulta familiar, sin dejar de lado que tienen un sabor menos intenso que las frutas y verduras.

También se sabe que estos niños son muy rutinarios y ritualistas, algo que también repercute en la alimentación, por ejemplo:

Siempre comen con los mismos cubiertos y de lo contrario no lo hacen o exigen que los cubiertos sean de determinado color o que el plato tenga compartimentos para que los alimentos no se toquen.

Por otro lado también se puede dar que solo coman siempre con la misma persona o con algún juguete o de determinada manera (sentado en el regazo de un familiar, parado, etc)

No toda la población con TEA presenta estas alteraciones ni lo hacen en la misma intensidad, pero si la mayoría (un 70-80% de ellos).

Es muy importante que se identifiquen y se hagan intervenciones tempranas sobre estas anomalías en el procesamiento sensorial que tienen los niños con TEA entonces se pueden abordar los comportamientos problemáticos que se presentan con la alimentación y la hora de comer.

También es importante el diagnóstico temprano de la patología, para:

poder hacer una intervención nutricional precoz

ampliar el rango de alimentos consumidos

hacer una correcta educación nutricional para las familias

todo esto con el fin de evitar desequilibrios nutricionales, y que el niño pueda crecer y desarrollarse y crecer fisica y mentalmente bien

 



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