Jueves 28 de Marzo de 2024

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19 de marzo de 2018

MEGA INVESTIGACIÓN: UN QUINCHO MUY FESTEJADO

Uno de los procedimientos realizados la semana pasada por la justicia federal fue en un quincho situado en una zona de gran desarrollo urbano durante los últimos años, próxima al Parque de la Democracia y al río Negro, que embellece el área. Allí se secuestró una lancha –una de las diez que ya lleva acopiadas la investigación, todas pertenecientes a los funcionarios detenidos o a personas de su entorno- y se verificaron otros elementos.

La propiedad del lugar se atribuye a Ariel Retamozo, esposo de una mujer que se sospecha estaba ligada a ventas que hacía el área de Roberto Lugo en el Ministerio de Desarrollo Social. Esas compras oficiales habrían incluido operaciones cruzadas que permitían el enriquecimiento ilícito de funcionarios y cómplices.

 

Una foto que apareció en la redes en donde todavía se ven a obreros trabajando en el quincho y la pileta, lugar allanado por la justicia y que fue lugar de un evento en el cual estuvieron presentes sabuesos tributarios.

El fin de semana, una persona próxima a NORTE contó que pocas semanas antes había conocido el quincho por dentro, a raíz de una fiesta a la que había sido invitada. “El lugar era espectacular, te diría que nunca vi un quincho tan bien puesto”, contó la fuente.

 

Además del edificio cerrado para atender a invitados y comensales, el predio contaba con una piscina que los dueños se habían dado el lujo de cambiar de ubicación por el temor a que la acción del río la dañara.

 

Pero lo llamativo es que, de acuerdo al relato hecho por el hombre, la fiesta tuvo entre sus asistentes a muchísimos integrantes de la Administración Tributaria Provincial (ATP) y de la delegación local de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Todos muy involucrados en los brindis y la música que adornaron toda la noche. Incluso uno de esos invitados tomó el micrófono del equipo de sonido que ambientaba la reunión para agradecer a Retamozo tan genial velada. El anfitrión agradeció, aunque dijo –entre bromas- que el predio era de su esposa.

 

Lamentablemente, pareciera que a ningún sabueso tributario le llamó la atención tanta ostentación.



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